El mar representa otra fuente casi inagotable de consumo. El arte de la pesca, más que un hobbie es un duro oficio. Pero la despensa marina parece una fuente inagotable aunque no lo es. Deberemos cuidar tamaños, especies y métodos de pesquería para seguir contando con este gran recurso. Muchos recordamos el spot publicitario de “pezqueñines no gracias”, intentemos por nuestro bien que no caiga en el olvido.
El sol, el nivel de profundidad, el tipo de agua en el que viven, su alimentación, la especie o el método de pesca utilizado (arrastre, caña, palangre, red o curricán por destacar algunos) cambiarán la composición y la proporción de agua presente en cada pescado con lo que también modificarán su textura y sabor final.
El viaje hacia el futuro siempre debe hacerse con una mirada al pasado; herencia y territorio marcan el camino a seguir. Bebamos de nuestros antepasados e incorporemos el pescado en nuestras vidas, nuestra salud lo agradecerá.
A pesar de que la espina complica la vida en casa las alternativas son muchas, únicamente deberemos encontrar la especie más acorde con nuestros gustos y costumbres.
“Ay mi pescadito deja de llorar, ay mi pescadito no llores ya más” Capitanes intrépidos (Víctor Fleming 1937)
Formulando nueva dosis informativa