Siempre la Semana Santa es una época de recuerdos. Sensaciones de nostalgia que dejan los sentimientos a flor de piel a ritmo sobrio y elegante de tambores y trompetas.
Ese caramelo rojo carmín al que teníamos que hacerle una punta infinita, los ensayos al piano del “Deixem lo dol” o el misterio que envuelve los pasos de la Verónica o la Soledad ya son parte de nuestra historia.
Aprovechemos estos días como momentos de reflexión y serenidad.
A día de hoy sólo puedo agradecer todo lo que me enseñaron y lo que pude compartir con ellos. Lo importante no son los recuerdos sino nuestros actos.
A mis abuelos.
Formulando nueva dosis informativa.