De nuevo el carnaval de los animales, como si se tratase de una sinfonía de Saint-Saëns, desfila por nuestras calles en procesión esperando recibir bendiciones y beneplácitos del público que se congrega alrededor de la misma.
Espectáculo visual en el que se entremezclan colores, olores y sonidos. El fuego aparece tomando un importante protagonismo, aderezando reuniones entre amigos que disfrutan de estos efímeros instantes.
Momentos que se encienden y se apagan a la misma velocidad; comunión entre personas y animales que se purifican conjuntamente.
A Rigo y sus primos
Formulando nueva dosis informativa