COMO CAMBIA EL CUENTO SIN UNA BOCA SANA

Morder, masticar, besar, sonreír, hablar… verbos cotidianos a los que no prestamos atención a no ser que la salud bucodental se vea alterada.

La boca, un gran indicador de salud, está formada por los labios, las mejillas, la lengua, el paladar y  anexos: dientes, encías y amígdalas. Cualquiera de ellos puede verse afectado por alguna patología resultando comprometida la mucosa oral y provocando dolor y malestar.

Ulceras, llagas, herpes con vesículas, estomatitis, caries dentales o gingivitis son algunas de las patologías más frecuentes que se podrán evitar o minimizar con una correcta higiene bucal y unos hábitos adecuados.

Además de un correcto cepillado con cepillos suaves o medios que no agredan las encías y el uso de pastas o geles dentales específicos para cada caso concreto, deberemos considerar el uso de colutorios, sedas dentales o cepillos interproximales que complementarán esta higiene.

Una visita anual al dentista para que nos evalúe nuestro estado de salud es también altamente recomendable.

Más vale prevenir que curar.

Formulando nueva dosis informativa