Desde que nos levantamos hasta la noche sometemos a nuestros ojos. En el mundo de pantallas en el que estamos inmersos es inevitable no cansar a nuestra vista más de lo necesario.
Hagamos una prueba: Apaguemos las luces y dejemos solo encendida la pantalla. Sin mirarla veremos el brillo y los colores que emite. Estos mensajes van directamente hacia nuestros ojos y a la postre al cerebro. Son emisiones de luz pulsátiles y constantes que a la larga nos producen picor y cansancio ocular.
Para evitar y/o minimizar estos riesgos deberemos apartar los ojos de la pantalla y focalizar nuestra atención en otras cosas para descansar la vista. Además podemos utilizar gotas oculares denominadas comúnmente lágrimas artificiales que permitirán mantenerlos hidratados y evitar esa incómoda sensación.
No podemos obviar la presencia de todos los aparatos electrónicos que condicionan nuestras vidas, lo que si podemos es dosificar nuestra exposición a ellos. Siempre es mejor prevenir que curar.
Formulando nueva dosis informativa