Un dolor insoportable va surgiendo de la nada y nos oprime una zona concreta de la cabeza. Si va progresando puede afectar a los ojos y/o a la mucosa nasal. Normalmente el cuello también sufre las consecuencias y notamos una sensación de dolor y agarrotamiento.
Primero debemos relajarnos tanto a nivel físico como mental. El cuidar nuestros ojos y disminuir la fatiga visual provocada por el día a día además de practicar técnicas de relajación pueden ayudar en caso de situaciones tensas, ansiedad o stress. El seguir estas recomendaciones siempre minimizará la posibilidad de sufrir esta dolencia.
Pero a veces, esto no es suficiente y el dolor de cabeza puntual se transforma en algo más persisitente y puede llegar a cronificarse. Deberemos entonces conocer las causas, el motivo de su aparición y saber tratarlo adecuadamente en cada caso concreto.
Normalmente es causado por una inflamación en los vasos circulatorios cerebrales y se conoce como cefalea tensional. Los antiinflamatorios, por su efecto vasodilatador, ayudan a mejorarla.
En el caso de padecer migraña el dolor es más intenso, el sistema nervioso juega un papel importante y sentimos nauseas, además de verse incrementados los estímulos sensoriales (luz, ruido y temperatura principalmente). Además de antiinflamatorios podemos recurrir a los triptanes o incluso a medicamentos como antidepresivos o antihipertensivos que ayuden a prevenir y/ o minimizar las crisis.
También podemos padecerlo en caso de tener sinusitis, estar resfriados, tomar medicamentos, consumir estimulantes o ser alérgicos por destacar algunos. Eliminando la causa podemos tratar de manera secundaria el dolor de cabeza.
Las mujeres además pueden experimentarlos debidos a cambios en el flujo hormonal, fundamentalmente de estrógeno y progesterona. Por ello se conocen como dolores de cabeza menstruales aunque también pueden darse en periodos cercanos a la menopausia, normalmente se regula cuando se equilibran los niveles. En estos casos deberemos recurrir a antiinflamatorios y medidas preventivas.
Como última puntualización, pero no por ello menos importante, debemos reducir el consumo de algún tipo de alimentos y bebidas que por su composición contienen el aminoácido tiramina y pueden desencadenar esta dolencia. Por destacar algunos ejemplos: quesos, vino o frutos secos.
A Cristina
Formulando nueva dosis informativa.