Siempre hablamos de hábitos saludables; todos conocemos perfectamente lo que deberíamos hacer pero la velocidad vertiginosa con la que el tiempo se nos escapa de las manos nos absorbe, como los agujeros negros, obligándonos a seguir el ritmo marcado por todos.
No podemos parar para no perdernos nada pero paradójicamente al pararnos lo recuperamos todo. Lo difícil es ir contracorriente, tomar el camino lento pero seguro a veces es una tarea complicada.
Por ejemplo, evaluemos nuestros hábitos alimentarios: La dieta empieza en el súper, lo que no tengas en casa o compres en un impulso desesperado, no lo comerás. Seleccionemos con cautela los alimentos que son nuestra energía diaria; cambiemos la bollería (fuente de energía inmediata) por hidratos de carbono de absorción más lenta.
En cuanto a nuestra salud sucede más o menos lo mismo; si no hay hipertensión, tabaquismo, antecedentes cardiovasculares graves o perfil lipídico por las nubes evitemos medicarnos para el colesterol y optemos por soluciones más naturales. Mientras podamos, no arreglemos nuestra vida con pastillas. Tomemos alternativas más saludables.
Disfrutemos del camino que siempre nos brinda cosas maravillosas a quien esté dispuesto a verlas.
A todos los que, alguna que otra vez, caminan conmigo.
Formulando nueva dosis informativa