Sus majestades anualmente, siguiendo el camino que ilumina la estrella, nos obsequian, como al niño, con tres dones:
El oro por ser Rey da riquezas y poder; el incienso ofrecido al Dios purifica y renueva y la mirra con su función antiséptica conserva al Hombre que es frágil y perecedero.
Formulando nueva dosis informativa