Según estudios científicos caminar no solo libera serotonina, también endorfinas que en combinación se conocen como química de la felicidad. La serotonina ayuda a controlar el estrés y aumenta la producción de melatonina, hormona que regula los ciclos del sueño y mejora su calidad.
A nivel físico los beneficios son también importantes. Pasear un mínimo de media hora y con continuidad ayuda a ponernos en forma, es un ejercicio moderado que no requiere grandes exigencias, nos ayuda a controlar nuestro peso, mejora nuestra coordinación y equilibrio y fortalece nuestros huesos.
Puede ser una gran rutina, podemos programarnos varios paseos por semana y escoger un lugar diferente para cada momento. En la misma zona de nuestro hogar, paseos por la playa o cerca del mar, por la noche o a plena luz del día, callejear ciudades o bosques y llenarse de naturaleza. En definitiva, un sinfín de posibilidades al alcance de nuestros pies.
Solos o acompañados. Esa sensación en la que el tiempo se para, o pasa extrañamente rápido cuando disfrutamos con alguien de buenos momentos, como puede ser un paseo juntos.
El único límite es el que nos marquemos, y es que ya se lo decía Bilbo a su sobrino Frodo : “es muy peligroso cruzar la puerta. Vas hacia el camino, y si no cuidas tus pasos no sabes hacia donde te arrastrarán”.
Caminemos juntos.
A mi Maestra.
Formulando nueva dosis informativa.
Molt be, tant per sa mestra, com s’alumne.